Lo habitual es ver a Valentina Nappi jodiendo con esa mezcla de lascivia y frialdad típica de las estrellas porno; ahí es donde se ganó un nombre y esa actitud unida a la disponibilidad para meterse lo que sea por donde sea son su trampolín hacia una notoriedad todavía mayor en un futuro próximo. No obstante la diosa italiana domina también otros registros en los que se la ve menos, y si en febrero ya la vimos haciendo glamcore ahora confirma con otro polvo aterciopelado que la que vale de verdad, vale para todo.
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