De las tres veces en que hemos visto coincidir ante las cámaras y a solas a Valentina Nappi y Danny Dong, nos faltaba por ver la última, un tercer polvo que se publicó hace una semana y en que se demuestra que cuando una starlet rompe la barrera de la cerdería, no necesita ni complicidad ni química para generar una escena acorde a su calidad. A Valentina parece que le bastante con un buen pollón; ella se encarga del resto. Y quizá el que a mejor armado ahora mismo es el espigado británico.
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