Tracey Sweet llegó a la industria del porno en 2011 con 19 años y nadie terminó de hacerle demasiado caso pese a su enorme personalidad en cuestiones de montar sobre un rabo. El motivo era evidente: las rubitas aniñadas con pinta de cheerleader, el paradigma de teen zorrón, pasó de moda con el boom de las MILF y la posterior fiebre del glamcore.
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