A Remy LaCroix debió de pasarle lo mismo en Screaming Ass Gasms al enfrentarse con Ramón Nomar: quizá la polla del hispano-venezolano actuó como ese resorte mnémico, un venoso recordatorio sensorial que pudo hacerle recordar su primera escena, aquel desquiciado gangbang para Kink que lo empezó todo y donde Ramón, entre otros, la empalaron sin piedad.
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