Actualmente, lo usual en la industria porno es que las actrices porno se inicien apenas cumplen los dieciocho años o máximo a los veinte años. Y es que a la gran mayoría de hombres nos gusta la ‘carne joven’ y una mujer madura quizás no sea tan llamativa. Pero para toda regla hay una excepción y Persia Monir es el claro ejemplo que nunca es tarde para hacer lo que uno desea.
Persia nació hace cincuenta y cinco años en Oklahoma, Estados Unidos y durante la mayor parte de su vida llevó una vida relativamente convencional. Madre de familia ejemplar y adicta a los deportes. Pero a su vida le faltaba emoción y fue por eso que a los treinta y cuatro años decidió probar suerte como stripper y doce años después estaba realizando su debut como actriz porno.
A pesar que empezó tarde, su voluptuoso cuerpo y su gran empeño al momento de tragarse una verga la hicieron muy popular entre los amantes de las ‘cougars’. Es una experta en mamadas y en escenas lésbicas, además hace poco inauguró su ‘asterisco’ y un día después de ese hecho ya estaba realizando su primera doble penetración. Bien dicen que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Una de las características más llamativas de esta ‘milf’ es que es de las pocas que se muestran reacias a afeitar su vello púbico. Es como esas actrices de los años setenta que se sentían orgullosas de llevar una ‘selva negra’ encima de su vagina . Recontra ‘old school’ resultó ser esta descendiente de iraníes.
“A mis fans les gusta y a mí me gusta. Es una preferencia personal. Además, ¿a quién le gusta cogerse un cactus? La vellosidad es agradable, y no me gusta que los hombres se depilen tampoco. Afeitarte las bolas está bien, pero no toda el área.”, declaró Persia en una oportunidad
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