Si nos ceñimos a los estándares de belleza actuales que dicta el porno, el nombre de Christy Mack debería estar por encima del resto: culo y tetas de perfectas proporciones en un cuerpo —no menos proporcionado— plagado de tatuajes. Si a esto le sumamos una inspiración descomunal para el sexo duro ya tenemos el arquetipo perfecto de felatriz del S.XXI.
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