Lizzie Tucker le paga a su novio con la misma moneda. Antes se quejaba de que cuando el jugaba no le prestaba atención, que ya podía estar cayéndose la casa que no apartaba la vista de la tele. No lo entendía. No podía comprenderlo. Hasta que la probó. Hasta que ella misma cogió el mando y se puso un juego. Ahora es ella la que no le hace ni puto caso a el.
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