Mientras que en la mayoría de escenas que rueda la inconmensurable diosa cubana Abella Anderson es ella quien lleva en todo momento la batuta, en esta escena para Brazzers da la sensación de que intentaron cambiarle el rol y convertirla en una sumisa secretaria sexy a merced de los perversos designios de su jefe. Un clásico. Así empieza la cosa hasta que llega el momento del bombeo y ahí es cuando Abella se olvida del guión y se muestra tal como es, tomando el control, abofeteando a su compañero, gruñendo y ejecutando (a partir del minuto 19) una nueva versión de su famosa batidora más ralentizada.
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