Hay quien ya Veronica Avluv ya la considera una reina del anal, un agujero negro que absorbe pollas y también la atención de todo el que la ve trabajar metida hasta mismo pescuezo en su papel de ninfómana empedernida. Ella es así, y parece que el haberse quedado viuda no ha hecho más que motivarla. Si últimamente la vemos con más clavadas que la ayudante de un mago, hoy toca otro registro, uno menos sacrificado pero igual de exigente en lo emocional: comerse el coño con una leyenda viva del porno como Julia Ann.
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