esta rumana despampanante que ya lleva algunos años coleando en un lado y otro del Atlántico. Lo de hoy algo distinto: porno europeo que cumple con una de las premisas esenciales del follaje rodado en el viejo continente: que el actor sea feo o viejo (o ambas) y que tenga un nombre artístico ridículo. Así, el amigo Yogi Bear, un húngaro que lleva desde los 90 calzándose a bellezones, se lleva una cabalgada de esta diosa del Este como Shalina que ya quisiéramos los demás.
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