Jessie Rogers está en un salón de masajes pero al otro lado, ejerciendo de masajista, aunque no llega a ejercer: en cuenta aparece su partenaire se enzarzan en una batallita sexual que, no me cabe duda, ambos disfrutaron más allá de lo puramente profesional. La prueba es que el afortunado jovenzuelo de la escena llega al clímax en dos ocasiones (la primera en el minuto 9) y por parte de Jessie… bueno, esos grititos y esas sacudidas tienen poco de fingido.
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