Si eres de los que asegura que la sensación de follarse una de las réplicas de Fleshlight es muy similar a la de follarse un coño auténtico, estarás de acuerdo con la afirmación de que Fleshlipad podría ser el gadget definitivo. Y digo podría, porque hasta lo que sé, el artilugio que aúna en un mismo aparato el iPod con las vaginas enlatadas es obra de un cachondo estudiante de diseño industrial. Ahora solo falta que Apple y Fleshlight tomen buena nota del gran invento.
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