Con semejante trasero de propociones ciclópeas, lo normal era que el público sospechase que el culazo sobre el que Coco se come las magdalenas cada mañana solo podía ser obra de un cirujano plástico de privilegiada destreza. Así que, como si la naturalidad de sus nalgas le importase realmente a alguien (nosotros la seguiríamos amando con locura aunque estuviera rellena de serrín y algodón), Coco se sometió recientemente a una ecografía culera retransmitida en directo por televisión, demostrando que en efecto ese hiperpandero se lo dio la genética, Dios o un esfuerzo conjunto de ambos. Ya podéis seguir manchando las sábanas pensando en sus curvas con la conciencia tranquila y el pulso firme.
Siguenos en nuestro canal de Telegram.