A principios de la pasada semana un grupo de obreros hallaban en la cuenca del río Madeira, en Brasil, seis ejemplares de un extraño animal. Se trataba de la Atretochoana eiselti, una serpiente anfibia ciega extremadamente rara de la que hasta ahora solo se habían encontrado dos especímenes en la década de los sesenta. El bicho es, dicen los biólogos, el anfibio sin pulmones más grande que se ha descubierto jamás, con unos 80 centímetros y medio de longitud y una morfología que recuerda inequívocamente a la de un señor pollón con todas las letras.
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