A lo tonto, la rubia e hiperculona A.J. Applegate lleva en la industria más de tres años y alrededor de dos centenares de escenas rodadas, unas cifras más frecuentes en vetaranas retiradas que en mujeres de su perfil, perfectamente en plena forma y con mucho que decir todavía en este negocio. Su presencia habitual es un signo de los tiempos: una mujer sin nada de pecho (posiblemente las tetas más pequeñas de la élite americana actual) pero con un culo de primerísimo nivel no habría logrado aguantar en el porno yanqui hace diez años. Ahora la obsesión nalgar lo es todo, y se nota que ella lo sabe.
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